Diseño y Psicología


De las mejores cosas que tiene el diseño es darme la posibilidad de trabajar con diferentes disciplinas, tuve la suerte de diseñar con emprendedores, abogados, ingenieros, médicos y de todos aprendí mucho. Pero tengo mi corazón con la psicología. Mientras yo estudiaba diseño mi hermana estudiaba psicología, pasamos noches enteras despiertas, yo con morfología y ella con la Gestalt, ahí entendimos que nuestras carreras se cruzaban y juntas escribimos esto.






Cuando diseñamos, tenemos una doble tarea: tomar de manera fiel la idea que nuestro cliente quiere transmitir y, a su vez, lograr una impresión correcta en el público de lo que se está transmitiendo. Es por esto que hace ya algún tiempo se habla de la importancia de aunar diseño y psicología. 


El diseño no se restringe a hacer algo “estéticamente bueno”. Se debe hacer algo estéticamente bueno que refleje un concepto y cause una emoción precisa en quienes lo reciben. Es en este punto, en el que la psicología cumple un rol fundamental cuando hablamos de diseño: entendiendo cómo funciona nuestra mente, podemos lograr esa impresión deseada, captar la atención del público y hasta influir en su conducta. Es fundamental que cada pieza tenga su impronta y sea pensada para el fin que se utilizará, pero que al mismo tiempo haya un vínculo, una relación entre las distintas partes. De allí, la relevancia de que se realice un proyecto creativo en el que la imagen personifique lo que se quiere propagar en cada una de las piezas. Se crea entonces, considerando diversas pautas psicológicas, un diseño que deberá tener en cuenta todo lo que nos indica nuestro cliente y traducirlo en una idea que lo reproduzca gráficamente, que dé como resultado empatía, emoción positiva, algo innovador, que represente las necesidades e identifique. Porque el diseñador, es un comunicador, que escucha y decodifica un mensaje, que capta y desarma nuestras ideas para transformarlas en emociones. Porque el diseñador, como comunicador, se vale de sus herramientas para generar sensaciones: la elección de forma, tipografías, imágenes, signos gráficos, fondo, colores. 

El objetivo es que la pieza sea percibida de la forma buscada para que nuestro proyecto resulte exitoso. Todo aquí tiene un cómo, para y porqué. Empero, el trabajo del diseñador no termina todavía; a la suma de estos elementos, deberá agregarle algo más: alcanzar una coherencia, distribuir de manera eficaz la información, disponer de textos según la forma en la que se espera sean leídos, dando una buena perspectiva para lograr impacto e interés. Aquí, la transcendencia no sólo de lo “estéticamente bueno”, sino más bien de lo “estéticamente pensado”. Esta es la clave para poder darle una identidad a la marca, una fácil identificación que esté enriquecida por la intención, que haga posible el traspaso desde el imaginario de quien nos convoca, al mundo tangible. 


Esta breve introducción, remite al menos a seis grandes teorías psicológicas que no dejan lugar a dudas acerca del lazo entre diseño y Psicología: Psicología de la Gestalt, Psicología del Color, Psicología Cognitiva, Psicología Sistémica, Psicología Social y Psicoanálisis. 


Gracias Juli Candelmi por la nota! ❤

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